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Viernes, 02 de diciembre de 2011   |  Número 20
editorial
Tras las elecciones

Pocos son los días que han transcurrido desde las últimas elecciones generales y poco ha trascendido de cómo quedará el panorama de gobierno, rumores todos, candidatos, fusión de ministerios, entre ellos quizás el Ministerio de Sanidad, el de Innovación o cualquier otro que nos de la suma de los que al parecer piensa reducir el próximo partido en el Gobierno.

En cualquier caso, lo que sí está claro es que tanto a nivel central como desde el punto de vista autonómico, el color del partido gobernante va a ser muy monocromo, lo que quiere decir que el Partido Popular va a gobernar sin precisar apoyos al menos a priori y especialmente en los temas más sensibles que nos azotan.

Centrándonos en el asunto de la Sanidad, que es lo que nos ocupa, muchos son los temas que va a tener que abordar el próximo presidente del gobierno, entre otros el propio marco de referencia, ya que el panorama sanitario se muestra inmerso en una crisis de solvencia financiera sin precedentes y debido a ella a problemas de financiación, de ordenación, de catálogo, de incentivación profesional, de cohesión, de acceso, de modernización del sistema a todos los niveles, de gestión y así hasta un largo etcétera difícil de dibujar en tan solo las breves líneas de este editorial.

Desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) continuamos solicitando un apoyo decidido a un sector, el de la sanidad privada, que genera un enorme valor añadido en el panorama sanitario y social al desarrollar una actividad asistencial, investigadora y de formación de calidad y máximo nivel; además de ser motor de empleo cualificado tanto directo como indirecto, generar un sinfín de externalidades (por cada puesto de trabajo en I+D se generan según los expertos no menos de otros 12 directos y entre 200 a 300 empleos indirectos) y contribuir a mejorar el desarrollo de nuestro país a través de la generación de un nuevo modelo industrial basado fundamentalmente en entornos relacionados con la gestión del conocimiento en red altamente especializado.

Esperamos que el nuevo panorama político deje la demagogia lingüística de “todo por la sanidad pero sin la sanidad privada”, que promueva un sistema único con una vertiente pública necesaria y con otra privada fundamental, siendo ambos brazos iguales en cuanto a consideración, ramas a su vez que nacen del mismo tronco común que no es otro que el de la libre elección del ciudadano consagrada por la propia Constitución española, que no distingue entre una u otra sino que manifiesta el derecho fundamental de todo español a la Salud.

Deseamos que la nueva administración elimine de una vez por todas todos los tópicos que tratan de minusvalorar el enorme servicio que está prestando este sector a la población en su conjunto y a nuestro país en particular; ha sido muy duro escuchar en boca de algunos políticos durante la campaña electoral la sempiterna cantinela de que la sanidad pública está para dar solución a lo relevante y la privada para atender lo superficial, los procesos menos complejos. Ya está bien de esta dicción aprendida y esgrimida con la sola intención de confundir y buscar voto en quien poca idea tiene de lo que representa la sanidad privada incluso para sus propios intereses.

Demandamos de nuestros nuevos dirigentes que sean proactivos en las medidas a implementar a corto, medio y largo plazo y que cuenten con la sanidad privada para definir la estrategia que ha de imperar en los próximos años, lustros y décadas en nuestro país. Una vez más tratar de definir un proyecto de futuro en esta relevante tarea sin contar con la sanidad privada, sería y supondría un craso y absoluto error, equivocación que por otra parte venimos arrastrando desde bastante tiempo atrás y que nos ha llevado a esta situación límite que hoy vivimos en el panorama sanitario español.

Exigimos, en definitiva, que se respeten todos nuestros derechos, muy especialmente los relacionados con la credibilidad y el buen nombre y ofrecemos toda nuestra colaboración abierta y sincera para que nuestro esfuerzo y tesón realizados a través de todos estos años sirva para que todos los españoles puedan gozar de una igualdad de oportunidades en lo relacionado con su salud; no en vano hoy en día tanto el acceso, como la equidad y la cohesión son virtudes de nuestro sistema que se encuentran en entredicho y en franca retirada por los problemas de gestión y de suficiencia financiera que algunos han hecho padecer a nuestro sistema precisamente por la demagogia esgrimida.

Desde el IDIS promovemos la idea de que al igual que la medicina es única y el paciente uno, el sistema también lo debe ser. Por ello, desde nuestro origen fundacional, abogamos por una auténtica integración y búsqueda de la complementariedad de ambos entornos, el público y el privado, solo una utilización eficiente de todos los recursos disponibles, junto a una planificación estratégica conjunta puede otorgarle al ciudadano y a las familias españolas la tranquilidad de que por fin están en buenas manos en términos de organización y gestión, aspectos clave para un entorno de competitividad y futuro como el que deseamos desde el IDIS.

Cohesión, accesibilidad y equidad son elementos pivotales sobre los que debe girar una acción política adecuada en materia sanitaria para los próximos tiempos de extrema dificultad que se avecinan. Estado de bienestar no significa que todos los servicios tengan un cariz público, eso solo sería posible si los recursos fueran infinitos y este, desde luego, no es nuestro caso ni lo será en un futuro más que previsible. Frente a todo gratis demanda infinita, este es un principio básico en economía y se hace patente en nuestro sistema de forma constante, máxime en una sociedad geriatrizada, con una inversión poblacional creciente y con un problema mayúsculo en cuanto a procesos crónicos y nuevas tecnologías aplicadas a la práctica asistencial.

Estado de bienestar en nuestra sociedad actual significa una ordenación adecuada de los servicios en los que debe primar la calidad y la libertad de elección y donde la iniciativa privada ha de cumplir un papel más que relevante a todos los niveles, papel destacado que debe ser incentivado desde la administración con medidas que premien sus logros, faciliten su desempeño y a la vez velen por los resultados que ofrezcan. La medicina se mueve por resultados de salud y no por indicadores estadísticos de autocomplacencia que a ningún destino llevan que no sea otro que el del autoengaño y la frustración progresiva del ciudadano entorno a listas de espera incesantes, cierre de servicios fundamentales, clausura de centros asistenciales, copagos a todas luces injustos, control exhaustivo y a ultranza de prestaciones, parón sistemático de iniciativas relacionadas con la dependencia, etc…

Por último, tan solo aclarar que no es intención de este editorial el incidir nuevamente sobre cifras, datos y la realidad patente que aporta la iniciativa privada en sanidad, para ello invitamos a nuestros dirigentes en el gobierno y en la oposición a que lean y analicen los sucesivos informes que el IDIS viene presentando desde su constitución hace tan solo un año y medio y que se encuentran disponibles en nuestra página web (www.fundacionidis.com).

En cualquier caso, tiempo y oportunidades tendremos seguro para poner todas las cartas sobre la mesa, especialmente si la retórica de las palabras no cambia y se hace bueno el lema antes expresado de “todo por la sanidad, pero sin la sanidad privada”, al igual que el aforismo que también se hizo popular hace tan solo unos años, “todo para el paciente pero sin el paciente”. Ambas sentencias son caras de la misma moneda ya que la sanidad privada vive y vela por los más de diez millones de personas que utilizan con mayor o menor asiduidad y medida sus servicios, diez millones de usuarios que continúan creciendo en número y que al igual que los trabajadores de la administración pública continúan manifestando su preferencia en forma de revisión anual de sus pólizas; nadie que no esté satisfecho con el resultado alcanzado renueva su libre elección y decisión, especialmente si además tiene que pagar por ello una cantidad económica, por cierto, un copago voluntario que después no es reconocido por ninguna administración.

Desde el IDIS esperamos, confiamos y otorgamos nuestro crédito inicial a quienes van a afrontar estos años de difícil gestión y lo hacemos no solo porque es de ley otorgar un periodo de confianza a quien accede a una responsabilidad de este calibre, sino porque nosotros sí que sabemos lo que es nadar contracorriente, viendo cómo las palabras en los despachos son unas y después en público aparecen otras, cuando las acciones en el ámbito interno se plantean de una forma y luego los hechos las transforman en lo contrario, cuando en definitiva la política predomina sobre la razón y sobre la gestión eficiente.

Trabajemos todos juntos, codo con codo, en beneficio del ciudadano, de sus familias y procuremos obtener los mejores resultados de salud posibles, solo eso importa y es lo que nos debería ocupar a todos, políticos, gestores, administradores, profesionales, organizaciones e instituciones públicas y privadas que tienen como objetivo fundamental la salud y el bienestar. Un espíritu integrador similar al que prima y está impreso en IDIS donde todos tienen cabida por el simple hecho de manifestar su voluntad y trabajar por y para el paciente que representa nuestra razón de ser.

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